Nadie habría pensado, hace no demasiados años, en consumir en su casa frutas fuera de temporada o ciertos alimentos del otro extremo del mundo en perfecto estado. Sin embargo, hay un factor que ha sido determinante para conseguir que podamos disfrutar de este tipo de productos: el transporte frigorífico.
El transporte frigorífico por tierra es, sin duda, el más efectivo y ventajoso para el cliente en cuanto a disponibilidad y flexibilidad, permitiendo llevar la mercancía a la misma puerta del destinatario, algo especialmente útil dentro de las ciudades.
Las empresas de transporte de alimentos tienen que cumplir ciertas especificaciones acordadas en Ginebra para mantener y garantizar la calidad de los productos. Para ello, además de disponer de vehículos preparados, el personal encargado del transporte frigorífico está altamente formado y dispone del carné de manipulador de alimentos.
Para la distribución de alimentos se pueden utilizar diversos tipos de vehículos. Los vehículos cerrados permiten un transporte seguro para la mercancía, que no sufre daños ni hurtos, y es útil para trayectos cortos; los vehículos abiertos cuentan con ventilación natural que permite mantener los alimentos a temperatura ambiente, además de poder cubrir la mercancía con techos, lonas o cortinas; los vehículos refrigerados se emplean para el transporte de alimentos fácilmente perecederos y están dotados con los sistemas requeridos para mantener el frío.
El cumplimiento de la normativa de transporte de alimentos es vital para mantener el buen estado de los mismos, manteniendo su calidad y frescura desde el lugar de producción hasta el consumidor final.